Percepción, Realidad y el Velo: Una exploración personal
Percepción, Realidad y el Velo: Una exploración personal
Sebastián Pafundo
I. Introducción
Desde hace tiempo me pregunto si lo que percibimos como “realidad” es realmente
todo lo que existe. Por lecturas, experiencias y reflexiones, intuyo que hay
otra realidad, un plano que no vemos porque nuestros sentidos y nuestra mente
están limitados y condicionados. Este “velo” de percepción no solo restringe lo
que vemos, sino también lo que sentimos, intuimos y comprendemos.
II. Percepción animal y lo que nos
revela sobre el velo humano
Observar a los animales es una manera poderosa de comprender cómo nuestra
percepción está limitada. Ellos perciben la realidad de formas que los humanos
no podemos, no por falta de inteligencia, sino por diferencias en los sentidos
y la orientación de su atención.
- Gatos:
visión nocturna avanzada, percepción de campos electromagnéticos.
- Perros:
ultrasonido, sensibilidad extrema a emociones humanas, capacidad de
anticipar eventos peligrosos.
- Aves:
visión ultravioleta, percepción magnética, memoria espacial compleja.
- Abejas:
detección de patrones UV en flores, comunicación mediante danza.
- Serpientes:
percepción infrarroja del calor corporal.
- Murciélagos
y delfines: ecolocación, comunicación ultrasónica, mapas mentales del entorno.
- Tiburones
y peces eléctricos: detección de campos eléctricos.
- Elefantes:
percepción de infrasonido, detección de vibraciones sísmicas para
anticipar terremotos y tormentas.
Nota sobre adaptaciones biológicas: Es cierto que los animales perciben ciertas frecuencias de luz, sonido o campos eléctricos porque su biología está adaptada evolutivamente para sobrevivir en su entorno. Sin embargo, esto no invalida la idea de que existen capas de información fuera de nuestra percepción ordinaria. La diferencia clave es que los humanos, con nuestro cerebro altamente complejo, podríamos acceder a estas capas de información de maneras diferentes y potencialmente más amplias.
Reflexión personal: Si animales con cerebros distintos al nuestro pueden percibir estas capas de información, los humanos también deberíamos poder percibir más, aunque la cultura y la evolución hayan bloqueado esas capacidades.
III. Experiencias humanas que rompen el
velo
Existen
momentos en que el velo de la percepción humana se interrumpe, ya sea
espontáneamente o mediante prácticas ancestrales. Estas experiencias muestran
que nuestra percepción ordinaria puede expandirse, aunque no todas las personas
puedan soportarlas y no todos los casos sean positivos o interpretables como un
despertar.
a. U. G.
Krishnamurti y la “calamidad"
U. G. Krishnamurti (1918–2007), pensador y maestro espiritual indio, atravesó
un estado llamado “calamidad”, en el que su percepción de la realidad se rompió
por completo, generando transformaciones extremas en mente y cuerpo.
Sensaciones como la falta de aire hasta desmayarse y despersonalización
reflejan un colapso de la percepción ordinaria, que abrió un canal hacia otra
forma de conciencia.
b. Ataques de
pánico y experiencias personales
Mi propia experiencia con ataques de pánico se asemeja a lo que describió
Krishnamurti: una alteración radical de la percepción del cuerpo y del espacio.
Estas experiencias me llevan a pensar que algunas crisis podrían ser procesos
naturales de expansión de la percepción, aunque no todas sean tolerables ni
positivas. Algunas son, efectivamente, patologías y requieren atención
profesional.
c. Experiencias
místicas y religiosas
- Santos y
místicos cristianos: visiones y éxtasis.
- Chamanes:
trances inducidos por rituales o plantas sagradas.
- Yoguis y
meditadores profundos: estados que trascienden tiempo y espacio.
- Sufíes y
budistas: experiencias de unión con la totalidad.
d. Fenómenos paranormales y
parapsicología
- Telepatía,
clarividencia, precognición, experiencias extracorporales.
- Sugieren capacidades
humanas latentes bloqueadas por filtros culturales, miedo o educación.
IV. Posibles caminos para reactivar la
percepción humana
A. Recuperar
prácticas ancestrales: retomar métodos que utilizaban culturas antiguas, donde
el “velo” cultural y tecnológico era menos invasivo.
- Meditación y respiración consciente.
- Ayunos,
cantos, danzas y rituales.
- Observación
y contacto directo con la naturaleza.
B. Micro-desconexiones diarias: silencio y ausencia de dispositivos modernos.
C. Registro de intuiciones y experiencias: escribir lo percibido o sentido.
D. Filtrado consciente de sobreinformación: reducir exposición a medios y redes.
V. Diferencia
entre percibir y comprender lo percibido
Percibir otra dimensión o realidad no significa comprenderla de inmediato. La
percepción es un primer contacto con la información, mientras que la
interpretación depende de la mente, la cultura y la experiencia.
VI. Qué podríamos ver si realmente
retiramos el velo
- Podríamos
percibir capas de realidad actualmente invisibles, similares a lo que los
animales captan.
- Experimentar
fenómenos que hoy parecen paranormales o místicos.
- Tener
conciencia más directa de la energía, el tiempo, las conexiones y los
patrones que rigen la realidad.
- Desarrollar
una sensibilidad más profunda hacia intuiciones, sincronicidades y
percepciones que la mente ordinaria suele descartar.
VII. La intuición, la ciencia ficción y
la expansión del conocimiento
A lo largo de la historia, muchos descubrimientos científicos comenzaron como
intuiciones, sueños o visiones que parecían imposibles de verificar en su
momento. Einstein imaginó viajar sobre un rayo de luz; Kekulé visualizó la
estructura del benceno en un sueño con una serpiente mordiéndose la cola; Tesla
diseñaba inventos completos en su mente antes de construirlos; Wegener propuso
la deriva continental confiando en patrones intuitivos que la ciencia de su
época rechazaba. Incluso Galileo y Fleming descubrieron fenómenos
revolucionarios gracias a la observación curiosa y la atención a lo inesperado.
La intuición funcionó como un puente hacia lo desconocido, anticipando
hallazgos que más tarde pudieron ser comprobados.
De manera
similar, la ciencia ficción ha anticipado inventos y tecnologías que parecían
imposibles hasta que la ciencia y la ingeniería lograron realizarlos. Esto
demuestra que la imaginación humana, lejos de ser superficial, es una
herramienta poderosa para explorar lo que aún no puede percibirse ni medirse.
Así como los
científicos confían en intuiciones que luego se verifican, nuestras propias
percepciones más allá del velo podrían ser señales de realidades que todavía no
comprendemos. La intuición se convierte entonces en un puente entre lo
subjetivo y lo objetivo, entre la experiencia personal y el conocimiento
colectivo. Este concepto conecta directamente con fenómenos místicos,
meditativos o intuitivos: estados en los que la mente percibe patrones,
conexiones o información que no suele ser captada por los sentidos ordinarios.
En este
contexto, la mecánica cuántica juega un papel simbólico y conceptual: abrió la
puerta a comprender fenómenos que no encajan en la física clásica, donde la
realidad depende del observador, los efectos parecen conectarse a distancia y
la materia deja de ser completamente sólida. Fenómenos como el entrelazamiento
cuántico o el efecto observador muestran que la conciencia no es pasiva, sino
que interactúa con la realidad. De manera análoga, nuestras intuiciones y
percepciones sutiles podrían reflejar nuestra capacidad de interactuar con
capas de la realidad que normalmente no captamos.
Este
reconocimiento sugiere que la percepción humana no solo está limitada por
sentidos y condicionamientos culturales, sino también por los paradigmas que
usamos para interpretarla. Abrir nuestra mente a la intuición, a la imaginación
y a la posibilidad de sincronías significativas nos permite explorar más allá
del velo, acercándonos a una comprensión más profunda de la realidad y de
nuestra propia conciencia.
VIII. Conclusión
Explorar la percepción más allá del velo nos invita a cuestionar lo que damos
por real, a valorar la intuición, la creatividad y la sensibilidad como
herramientas de conocimiento, y a reconocer que la realidad tiene capas que la
mente ordinaria solo roza de manera superficial. La historia, la filosofía, la
ciencia y la experiencia personal muestran que percibir no es suficiente: es
necesario entrenar la atención, la conciencia y la apertura para comprender lo
percibido.
De este modo,
la expansión de la percepción no es un acto de fe ni un capricho, sino un proceso
de descubrimiento que combina intuición, observación y práctica consciente.
Solo así podemos empezar a vislumbrar la complejidad, la conexión y la
profundidad de la realidad que el velo oculta.
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